viernes, 7 de noviembre de 2014

Quiero salir a respirar.

 
Cuántos años oscuros y cuántos meses de frías humedades.
Cuántas noches de hiriente insomnio caliente.
Cuántos gritos como los aullidos de un cuchillo en la piedra de afilar.
Cuántas soledades de hiel y amargura.
Cuántas lágrimas derramadas.
Cuánto desgarro en mis entrañas.
Cuánta bilis en mis labios agrietados.

Pero los días y sus soles y las noches y sus lunas
y las estaciones y los cielos y las estrellas
se suceden y amansan mis obsesiones.

Y ahora quiero salir a respirar.
Ahora quiero la brisa en la piel de mi rostro.
Quiero el viento de la montaña aireando mis pensamientos.
Quiero la cálida frialdad del sol de otoño reverberando en mi frente
y en mi mente quiero la nieve y la lluvia y las frías aguas de los torrentes.

Cuánto habré de esperar para tener a esa hembra bajo la luna
y besar su piel que es de aceituna,
para tras las mantas tejidas de lana
acariciar su piel que es de porcelana.
Cuántos años pasarán sin que la acune como a un tesoro
y cuánto debo esperar para peinar de nuevo su pelo que es de oro.

Ahora quiero salir a respirar.
Quiero dejar estas tierras heridas de sangre de trabajadores inocentes.
Quiero olvidar esta sociedad de ricos insolidarios y pobres políticos.
Necesito olvidar clérigos del potentado y juristas del que más tiene,
profesionales sin escrúpulos y sindicalistas de despacho y condecoración.

Quiero ríos de agua nítida y clara que limpien esta alma mía.
Quiero lagos helados para lavar mis pies manchados de lodo y barro.
Caminar con peregrinos de mochila y botijo y albergues de cobijo,
de botas de vino y pan y chorizo compartido.
Quiero gozar de mujeres de la vida que son las de verso en pecho
y en sus manos cazuela de cocido,
y de hombres de camisa abierta que acompañan pesares
con sus cantares
y que con sus brazos remangados en la tierra de las huertas
de secano y regadío
entregan sus riñones deslomados.

Necesito salir a respirar para no olvidar más que mi desabrimiento.
Quiero respirar para recordar que lo que fue es el pasado
que construye este presente que espera su futuro
y que es el de mis hijos y sus mujeres y mis nietas,
que es el futuro de los hombres y mujeres de nuevas tierras
donde los ríos serán del rojo del oro
y no del color rojo del vino de la sangre.
Y las montañas serán del verde de la esmeralda
y los cielos serán azul celeste y azul marino
cielos moteaditos del brillo de miles de estrellitas,
porque el trabajador luchará y sudará la frente,
el rico contará y administrará y repartirá los bienes,
el político reconocerá en papeles que dicen constituyentes
el bien del común de las gentes,
y las religiones no serán de hedores de la guerra
y de la muerte con la quijada del hermano.

Quiero salir a respirar,
porque si pienso y hablo
no podré evitar el llanto.


(Esta Prosa Poético Cromática la dedico a gente como Malú, Rosario, Guaraná, Gloria Fuertes,... y otros que también así cantan y expresan sus sentimientos).

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