lunes, 10 de noviembre de 2014

Lágrimas de arco iris.

 
Yo jugaba con tu meñique
cuando ya volaba la noche azul
con sus alas de manto espeso,
y ví derramarse dos lágrimas de arco iris
de tus claros ojos verdes
mientras tus labios se contraían
para morder el llanto oscuro.

Recogí las lágrimas en la palma de mi mano,
esas lágrimas con todos los colores de la vida
que se te iba,
nos miramos a los ojos desde muy cerquita,
hasta perforar nuestras almas
con el aliento de la vista,
y yo mordía mis ojos
porque las lágrimas eran,
sólo,
las tuyas,
y te dormiste, ¿o sólo cerraste los ojos?,
con un ligerísimo parpadeo
y una levedad en el pálpito de la sonrisa.

Contemplé tus dos lágrimas irisadas hasta la madrugada,
sin olvidar acariciar la piel blanca de presagios
de tu meñique lindo,
lindísimo,
hasta que me venció el sueño.

Entonces ya dormían tus ojos verdes
apacibles y serenos.

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