martes, 2 de junio de 2015

Melanoma.


He puesto las noticias de las 8 h. de la mañana en la TV catalana, y una de las primeras noticias que escuché fue que el equipo de científicos dirigido por Manuel Esteller, del Hospital Clínic de Barcelona, ha descubierto el origen de la metástasis del melanoma, e inmediatamente un relámpago mental me ha indicado que un melanoma acral es lo que se te llevó a ti a los cielos, mi amada Susan.

Me he sentado dudando entre el llanto y la alegría, y me decidí por esta última porque estoy seguro de que tú eres la que está al frente de ese equipo de científicos, y no hace falta que nadie me lo diga, porque yo lo sé, porque yo lo sé, mi amor.
Tú estás ahí para evitar que otros sufran lo que yo he sufrido con tu ausencia, para evitar que otros dejen de derramar tantas lágrimas como las que yo llevo más de seis años vertiendo, para que la ansiedad deje de apoderarse de las almas que aman, para que yo sepa que tú estás ahí amando con toda la intensidad con la que me amaste a mí y a muchos que de ti necesitan.

Estoy muy contento, Chicho!!!

Poco a poco y con mucho esfuerzo y mucha ayuda voy entendiendo porque te fuiste.
Tú eras mucho más generosa que yo, porque yo te quería sólo para mí, sólo para mí, y tú eras capaz de amar y atender a todos los que se te acercaban.

Voy comprendiendo, como me ha explicado cientos de veces una amiga y yo me negaba a escucharla, que tu misión aquí, conmigo y con nuestros hijos y nuestros hermanos y amigos,  ya la habías realizado y tenías que partir para realizar otras funciones diferentes y muy importantes, como por ejemplo dirigir a este equipo de investigadores para tratar los futuros melanomas y así permitir que otras parejas puedan gozar de su amor muchos años más venciendo a la enfermedad que fulmina.

Te fuiste sin irte, porque permaneces en mi corazón (¿sabes que cada noche te deseo un feliz descanso y cada amanecer te doy los buenos días?) y porque tu sencilla grandeza residía en saber estar para todos, y a mí ya me colmaste de amor y alegría durante más de treinta y cinco años, y las almas nobles como la tuya deben volar alto y entregarse a todos sin exclusivas.

Por eso estoy hoy feliz, mi niña, mi princesa, mi reina.

Hoy he trabajado en el huerto donde reposan tus cenizas con mi vecina de los apartamentos, y me caían las lágrimas y se mezclaban con risas y sonrisas y ella no entendía que me sucedía, y le he explicado que allí estás tú y que la huerta será un prodigio porque quien regala amor siempre es amado y más me entendió cuando le dije que ahora diriges a unos investigadores que sanarán lo que a ti te fue negado, y después hemos cortado una rosa de los rosales que tanto cuidabas y la rosa está sobre la tierra de la que formas parte para que desde tu nube verde y roja de los atardeceres la veas despedir perfumes que son para ti pero que tu quieres que sean para nosotros y nos los devolverás con los vientos del norte que nos acarician muchos amaneceres.

Tendré más noticias tuyas.
Y todas serán noticias sensacionales porque me dirán que estás echando una mano aquí, ayudando allá, ocupándote de mí y mimando a nuestros seres queridos que te acompañan en tu nueva dimensión celestial.

Déjame que te diga que te añoro, que te echo de menos, que te quiero, que te adoro, pero voy comprendiendo, mi niña, mi princesa, mi reina.

Cuídame.
Se que no necesito decírtelo, porque lo haces todos los días, pero cuídame, amor.

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