miércoles, 23 de diciembre de 2015

Crónica de El Grito de la Lechuza.

 
Me dice la Lechuza que ayer miraba sin mirar la TV cuando se vió obligada a mirar y con atención.
Lo que la Lechuza vió y oyó es al Presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, en la comida de celebración de las Navidades con los medios de comunicación, dando una lección magistral sobre el oficio de periodista deportivo (lo cual ya tiene unos tintes de soberbia y prepotencia importantes para alguien que será muchas cosas pero precisamente periodista no es), y en segundo lugar solicitar a los mismos periodistas que traten con mimo, esmero y consideración la imagen del Real Madrid, porque para muchas personas, muchas, de allende nuestras fronteras la imagen de España es la imagen del Real Madrid.

Cree la Lechuza que antes estas manifestaciones, pronunciadas con esa voz de cura de parroquia en su sermón semanal de la misa de los domingos (o si se prefiere, por no mezclar deporte y religión, con ese tono de voz de “perdonavidas” redomado y consagrado), hay que concluir que este hombre está totalmente enfermo de sí mismo, porque es evidente que el Real Madrid es él y nadie más que él (es el Presidente, el entrenador, el Director Deportivo, el que ficha, despide, paga,… y sólo acude en contadas ocasiones a la vera de Emilio Butragueño porque es su mayor palmero, por no utilizar otra expresión malsonante pero tal vez más apropiada) y en consecuencia también y sólo él es la imagen de España.

Dice la Lechuza que es posible que una de las causas de su enfermedad de egolatría y vanidad supina sea el desprecio que le hizo la Preysler, que prefirió a un Nobel de Literatura que residió una larga temporada en el barrio de Sarriá de Barcelona de pareja, y que, dicho sea de paso, no se enteró de nada de lo que es Catalunya ni los catalanes, lo cual dice muy poco de su capacidad de observación y menos de la de análisis.

Parece que es cierto que Florentino cuida su imagen, afortunadamente para España y los españoles, ya que se comenta en los mentideros deportivos capitalinos que ha prohibido a las cámaras de la TV oficial del Real Madrid filmarle la coronilla que ralea en cuanto a pelo, a pesar de que desde Catalunya se cree que la realidad es que una coronilla queda muy pobre ante las MUCHAS CORONAS, la última la de Campeón del Mundo de clubs, que levanta cada dos por tres su acérrimo rival, el F.C. Barcelona.

Concluye la Lechuza: Todo dictador es un ser enfermo, y el Presidente del Real Madrid, el Ser Superior, es evidente que está muy enfermo, lo cual no divierte nada mis plumas –dice- porque su enfermedad igual es la causa de sus extraodinarios beneficios, como por ejemplo los del asunto CASTOR, en donde ha encontrado el dinero del Gobierno Central que ese mismo Gobierno no tiene para la salud, la enseñanza, los pensionistas, los comedores sociales, la precariedad social, etc. etc.

La Lechuza se ha puesto blanca al final de su disertación, se ha encontrado mal al ver que los últimos puntos suspensivos podrían ser casi infinitos, y se ha retirado prudentemente.

Yo, por mi parte y como siempre, me he limitado a transcribir lo que la lechuza me indica.

Salud, y hasta la próxima Crónica.

2 comentarios:

  1. Pedro lopez ocaña ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Crónica de El Grito de la Lechuza.":

    Veo que sigues obsesionado con el tío Floren.

    LAS LECHUZAS DE MI PUEBLO
    Decían mi abuela y mi madre que las lechuzas gustaban del aceite de oliva, que por la noche bajaban a la hornacina del Arco de La Malena y se bebían el aceite de las lámparas de la virgen que allí había.
    Decían tambien que avisaban de la muerte. Si una lechuza se posaba por la noche en el tejado de una casa y cantaba, en los próximos días moriría un miembrocde la familia. Cazarlas traía mala suerte, por lo que abundaban.
    Luego llegaron los tendidos eléctricos con los que chocaban, los coches que las atropellaban y las bombillas eléctricas que sustituyeron a las lámparas de aceite.
    Ya no se oye su canto sobre el tejado de las casas. Hoy se oyen las sirenas de las ambulancias, y la gente muere desprevenida, sin tiempo de avisar al cura, portador del santo óleo que les ayudaba a bien morir.
    Y las comadres que rezaban el rosario porara que no llegase la lechuza, se congregan hoy frente a una luminosa pantalla viendo Gran Hermano y han cambiado el rosario por el mando a distancia y la toca de lana por la manta eléctrica y el negro pañuelo por coloridos rulos para moldear el pelo.
    Pero los muertos, ay... Seguirán muriendo.
    Pedro López Ocaña

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  2. Me fascinan estas historias que me cuentas y que yo había olvidado en recovecos de mi memoria desmemoriada. Y voy a explicarte el por qué de este nombre que utilizo cuando escribo sobre temas políticos: obedece a que las lechuzas tienen ojos muy redondos, ojos que lo ven todo, que escrutan, incluso en la noche oscura, y además giran la cabeza o el cuello 360 grados, lo cual les permite vista panorámica y total. El grito es simplemente porque desconozco si el aullido de la lechuza tiene una denominación específica, pero cuando lo oigo me recuerda a un grito. Además, me pareció que era un título creativo para esos mis artículos, pensé que era creativo y sugerente, y hasta cierto punto es un nombre mío, de mi invención, hasta que un día en el que se me cayó al suelo un libro de uno de mis estantes mientras hacía orden, descubrí que una obra de Patricia Higsmith se titula "El grito de la lechuza", lo cual me sirvió para comprobar una vez más que todo está prácticamente inventado!!! Pero ya no cambié el nombre porque me sigue pareciendo que atiende perfectamente al objetivo que perseguía y sigo persiguiendo. Un abrazo y seguimos en contacto!!!

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