sábado, 16 de septiembre de 2017

Greguerías de un inconformista (XV).

 
Desperté pronto de un largo sueño y decidí almorzar dos magdalenas recién hechas, calentitas y esponjosas, y mis dos ojos se pusieron a llorar desconsoladamente.
No supe si lloraba por las magdalenas devoradas o si eran las magdalenas quienes, por su tradición bíblica., me hacían llorar a mí.

Hoy hubiese sido el cumpleaños de mi compañera.

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