martes, 19 de septiembre de 2017

La innoble Nobel.

 
El líder de U2, Bono, le dedicó una canción, “Walk on”, y su fotografía llenaba sus conciertos.
A Aung San Suu Kyi le concedieron el Premio Nobel de la Paz en 1991.
Fue un símbolo de la democracia en Birmania durante quince años.
Su compromiso era tan grande que no quiso abandonar su país ni cuando su marido agonizaba de cáncer, y sufrió quince años de arresto domiciliario impuesto por la autoridades, el ejército, birmanas.

Hoy día es la líder de Birmania.
Hoy día persigue, o para ser más dulce, tolera y permite la masacre y persecución de la minoría musulmana rohingya.
Nosotros, los occidentales, prácticamente no sabemos nada, ni siquiera quiénes son los rohingya, salvo algunos que sabemos que son musulmanes en un país budista. Ni siquiera sabemos por qué los persiguen, salvo que tal vez sea, y parece que así es, por sus creencias religiosas.
La aberración y el odio birmano por sus diferentes llega al extremo de que a este pueblo ni siquiera les conceden la categoría de ciudadanos.

Lo que sí parece evidente es que Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, necesita de la connivencia con su ejército para mantenerse en el poder.
Hoy ha hablado en su Parlamento y ha realizado un panegírico de generalidades sobre las derechos humanos, pero ninguna, ni una sola referencia a los Derechos Humanos.
Parece que prefiere las mieles del poder a las hieles que traen consigo la defensa de la Justicia y la Solidaridad.

Quiero y necesito creer que todo es mentira, que todo es una equivocación, que Suu Kyi sigue siendo la heroína que pensé que era, una mujer ejemplar, luchadora e incorrupta, porque aunque ya mi edad supera de largo las épocas de las creencias románticas, yo sigo con mi deseo de creer en los héroes que buscan la felicidad de sus semejantes y persisto en mi lucha por seguir manteniendo mis principios que se vertebran en la creencia roussoniana de la naturaleza bondadosa innata del hombre.

Porque si no es así, ¿en mi madurez cercana ya a la caducidad de la vida, en qué o quiénes puedo creer en estos tiempos de zozobra y destrucción de los valores heredados de la tradición griega y romana  de los que mi alma se ha alimentado?

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