No sé por qué se me ocurre lanzarte esta serie de preguntas,
amor, porque conozco las respuestas perfectamente, pero necesito hacerlo no sé
tampoco por qué.
Por eso quiero empezar con un ruego: ¡ déjame que te
pregunte, amor !
¿Quieres que sea feliz y disfrute de los años en los que no
podremos compartir nuestras vidas físicas, aunque no podamos estar juntos,
verdad, amor?
¿Quieres que siga mirando los atardeceres que cada día tiñes
de rojo y verde y que mis ojos no derramen lágrimas de añoranza para que mis
labios dibujen la sonrisa que tú mereces y que yo necesito, verdad, amor?
¿Quieres que contemple los amaneceres con mi alma inundada
de la paz que tú me entregaste durante toda una vida y que yo aprendía con
envidia de ti, verdad, amor?
¿Quieres que disfrute de los paseos junto al río, en busca
de los lagos de la montaña y que me bañe y refresque en las frías aguas del
Carol mientras tú me observas divertida y sonriente desde esa nube que te pasea
por todos los cielos de las almas buenas, verdad, amor?
¿Quieres que atienda con todo mi ser a esos dos hijos que
anidaban en tu vientre y que yo notaba moverse en tu interior con mi oreja
pegadita a tu ombligo, mientras tú reías con ese sosiego de madre feliz que a
mi me contagiaba una inmensa alegría que no sé si era de padre, de esposo o
sólo de hombre enamorado de un vientre embarazado, verdad, amor?
¿Quieres que siga escribiendo los sentimientos que me brotan
cuando veo a los ancianos tomar el sol y a las abuelas tricotar para abrigar a
sus nietos cuando el frío de los inviernos les acompaña y sus hijas que ya son
madres llevan a sus nietos hasta el Colegio, verdad, amor?
¿Quieres que me envuelva en mis ensoñaciones cuando veo a
las tórtolas acudir a los comederos de nuestra casa en Enveitg, y a las urracas
volar para buscar dónde robar cualquier cosa que brillo despida, y a los mirlos
negros picotear por la huerta que acoge tus cenizas para que reposen entre
verduras y legumbres que eran tu pasión recogerlas, y a los gorriones macho
pelear por la hembra en el alféizar de nuestra ventana de las golfas?
¿Quieres que juegue con mis dos nietas, que cuide de mis dos
nueras, que frecuente sus hogares y que las haga reír con las muchas tonterías
que soy capaz de inventar sólo para que ellas, mujeres hoy de mi vida,
disfruten y sonrían y diviertan sus obligaciones de madres que aman a sus hijas
y también a tus hijos, verdad, amor?
¿Quieres que siga ideando y escribiendo cuentos para
explicarlos en las guarderías, en las librerías infantiles y en los hospitales
y escuelas para que todos los niños acompañados de sus padres descubran que
existe la Magia, porque la Magia reside en cada uno de nosotros, y la Magia se
crea y se transmite y se contagia para que otros a su vez la contagien, verdad,
amor?
¿Quieres que… ?
Podría estar así todo el día, rogando tu permiso que ya sé
que está concedido, y no sólo eso si no exigido, pero quiero acabar esta lista
que sería interminable con una sola solicitud, a pesar de que conozco
sobradamente la respuesta.
¿Me dejas que quiera de nuevo a otra mujer, mi amor?
Todas tus respuestas revolotean alegremente en mis oídos y
en mi cabeza y en mi vientre.
Gracias, mi amor.
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