domingo, 22 de febrero de 2015

¿Naturaleza maniquea o antimaniqueísta?

 
Ayer, a media tarde, aquí en la Cerdanya, la naturaleza se mostró a través de un fenómeno maravilloso: el sol anterior al atardecer lucía esplendoroso sobre todo el valle, la Sierra del Cadí y el Valle del Carol, y al mismo tiempo bailaban en una lento descenso copos de nieve pequeñitos que zigzagueaban antes de encontrar su lecho en la hierba de mi jardín.
Nevaba, no excesivamente, pero nevaba mientras lucía un sol de cobre porque se acercaba con parsimonia a su escondite en el horizonte.

Se detuvo mi mente para contemplar los finos hilos de hielo de los copos que despedían iridiscencias silenciosas de múltiples colores.
El espectáculo era de una cadencia espiritual y etérea, armónica, colores vivos danzando en minúsculos guiños de luz ante un paisaje de elevadas cumbres oscuras de nieve blanca que parecían querer resaltar las tonalidades cambiantes de las agujas de hielo de los bailarines copitos de nieve.

Al contacto con la palma de mi mano estallaban los copitos de nieve y sus colorines, al igual que las pompas de jabón con las que juegan y ríen y disfrutan los niños.

Un copo de nieve recuperó el movimiento de mi mente y pensé que el persa Manes volvía a estar entre nosotros.
Pensé que la naturaleza lanzaba un mensaje maniqueísta en la convivencia del sol y la pequeña nevada.
¿O era precisamente lo contrario, un alegato antimaniqueísta?

De cualquier forma, y al margen de mis elocubraciones, la naturaleza volvía a enseñar que ni la noche es tan oscura ni el día tan claro, que ni la noche es el reino del abismo ni el cielo el paraíso de la luz y la alegría, que lo bueno y lo malo conviven y coexisten sin necesidad de que uno se imponga al otro, porque que ni lo bueno es tan bueno ni lo malo es tan malo. Y que además, lo que es ahora, que es un instante, no lo es después, porque luego ya es otra cosa y otra instancia.

Hoy nieva, y bastante más que ayer, cuaja en el jardín, pero hoy el día es gris, de un maravilloso gris estaño.
Ayer era día de colorines del histérico caleidoscopio y hoy es flemático como una lámina de plata.
Creo que la naturaleza no escuchó ni a  Manes ni a sus maniqueístas, más bien al contrario.

¡ Asombrosa naturaleza !

No hay comentarios:

Publicar un comentario