El día que el pueblo de Buñol (en catalán un “bunyol” es
como se llama a un buñuelo, y aplicado a la conversación informal o coloquial
es algo mal hecho, mal ejecutado) pase hambre (ni lo deseo ni espero que pase
jamás), yo será el primero que allí estaré para en el plato de sopa que les
proporcione una ONG o la caridad de los demás lanzarles un tomate maduro que
les salpique y les deje sin parte de su sopa.
Por impresentables. Por groseros, por insolidarios.
En una palabra, y no deseo ofender a nadie, por energúmenos.
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