En este pueblo de la Alta Cerdanya en el que vivo me siento
pleno, me siento tranquilo. Disfruto del jardín y de la huerta, de la lluvia y
del sol.
En la ciudad me agobiaba el ruido y la celeridad.
Es cierto que la calidad de vida tiene mucho que ver con el
lugar que habitas, con las personas de las que te rodeas, con el aire que
respiras, y sobre todo con tu disposición de ánimo para la felicidad.
Ahí queda eso!!!
Jo, que profundo que estoy a veces, o al revés, que
obviedades digo.
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