Debo de estar en unos días de brevedad mental o intelectual
(¿o es un esfuerzo que realizo en mi búsqueda de la concreción?), ya que sólo
se me ocurren pensamientos “fiiiuuuu”, o sea, pensamientos Fittipaldi.
Esta noche he pasado la mitad de la misma pensando en el
cuento más breve del mundo, y
concretamente en la soledad del dinosaurio de Augusto Monterroso, que como
siempre sigue estando allí.
Bárbara, ¡qué bárbaro Augusto y su dinosaurio!
Nota: Bárbara Jacobs era la mujer
del gran Augusto Monterroso, excepcional escritor guatemalteco, y ella misma
también es escritora.
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