jueves, 15 de septiembre de 2016

Pensamientos Fittipaldi (XI).

 
Paseaba por la Feria de Tarancón hace unos días con mi nieta Susana cogida de la mano, acompañados de sus padres, mi hijo Aleix, y Alicia, la madre.
La niña, cinco añitos, me preguntó de golpe: “Avi, ¿que tengo que estudiar cuando sea mayor para ser una princesa?”.
Le respondí que una Princesa ya lo es, porque ella es una de mis princesas, pero también añadí que prepararé un curso exclusivo para ella y para su prima Paula para que estudien “Cómo ser las mejores princesas del mundo”, y yo intentaré ser su maestro.
Creo, le dije, que se basará en conceptos como la felicidad, la autenticidad, la bondad, la amistad, la fidelidad, los valores humanos, la risa y la sonrisa, la solidaridad, la cooperación, la capacidad de pensar y discernir, y también, ¿por qué no?, la belleza, la elegancia, la armonía, la humildad,…

No sé si me entendió del todo, pero se quedó muy satisfecha con mis explicaciones, con una leve y dulcísima sonrisa en un rostro adornado por sus grandes ojos negros repletos de una expresión que derramaba alegría.
Y me dijo: “Gracias, Avi”, y corrió a la “Gruta de la Bruja” para montar en un trenecito de los feriantes cogida de la manita de su padre.

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