(Dedicado a la mujer
de Morgan, cuyo viejo colt era el más rápido del oeste del Mississipi, oeste
según se escupe, y mucho más veloz
que su sombra que no era la de Lucky Luke ni siquiera la suya, porque de tan relampagueante no se la veía si no que se la intuía, y
que en muchos cuadros aparece como MV, una letra en cada ojo del personaje del
lienzo, y que también es amiga mía, y porque ayer me inspiró esta pequeña
fruslería).
Contemplaba una fila
india de hormigas y decidía que es una tontería porque las hormigas no saben ni
que van en fila ni que son indias, ya que lo único que les interesa es el grano
de arroz que transportan y que no saben bien para qué salvo la certeza y
comprobada y certificada de que todas ellas lo hacen y hacer la vida
imposible a las cigarras que se
dedican a tocar la guitarra, a holgazanear y a no trabajar, porque las hormigas
son celosas y tienen envidia de las emociones y otros goces de que disfrutan
las cigarras que se entregan a los licores, a los sabores, a los olores y a
todos los placeres porque ya nacieron con dos cosas aprendidas, a saber, que si
pides perdón aunque sea un segundo antes de morir te garantizas la salvación, y
que si no trabajas también dispondrás de alimentos y bebidas y calefacción y
aire acondicionado y sofás e incluso de televisión con y sin cables porque las
ONG’s existen y se crearon precisamente porque hay muchas cigarras en la vida.
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