sábado, 25 de abril de 2015

Relámpago mental desmantelado XIX y/o algunos olores.

 
Los compré, los pensamientos amarillos, en el Garden Center y los dejé en el interior del coche mientras hacía un último recado.
Cuando regresé, el interior del vehículo olía a miel y a menta. A limpio. A frescura.
Olía que era una delicia.
Me acordé entonces de que cuando pienso en mi compañera huelo el éter.
Me acordé entonces de que cuando pienso en otra mujer huele a rosa mosqueta.

Y entonces pensé que el coche de un político de este país debe oler a podrido.

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