Salva, amigo,
¿Tú conseguiste superar la angustia infinita?
Porque yo lo intento, ¡pero no lo consigo!
Cuando cada día tengo delante el papel en blanco y mi mano
coge la pluma para escribir, la tinta sólo habla del amor y de la ausencia.
Le decía a alguien que fue y ya no es que tengo el alma como
una hoja de papel arrugada, que por mucho que con la palma de la mano busque
eliminar las señales de las arrugas no hay manera de conseguirlo. Una herida
cicatriza e incluso con el tiempo la cicatriz llega a desaparecer al control de
la vista, pero una arruga en el papel jamás desaparece, como las arrugas en lo más íntimo, allí donde sólo accede uno mismo.
Es esa angustia infinita que habita el alma.
¿Tú conseguiste eliminarla pese al anclaje que hace en las vísceras, amigo?
Yo lo intento cada día, ¡pero no lo consigo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario