Estaba sentado en un jardín público y me he enamorado de una
bellísima rubia de pelo lacio que estaba sentada leyendo un libro.
Me he enamorado de su melena y de su actitud frente al
libro, de concentración laxa y relajada.
Me he acercado a ella y al interrumpirla se ha sobresaltado.
Me he disculpado y le he soltado que estaba enamorado de
ella y que quería compartir mi vida con la suya.
Al verla de cara, y de cara de sorpresa, le he dicho que
sería su amante toda la vida pero que siempre debería de estar de perfil,
incluso frente al espejo si yo estaba presente, incluso mientras hiciésemos el
amor.
Se ha levantando y se ha ido mirándome con fijeza, como con
temor, y me he desenamorado.
En fin, me había enamorado del perfil de una mujer de melena
lacia y rubia y hembra espléndida en apariencia y me temo que hay que
enamorarse de toda ella, y no se si eso es de mi experiencia.
Me he vuelto a sentar en mi banco y me ha invadido una
cierta tristeza rizada.
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