jueves, 7 de mayo de 2015

No hay dos moscas sin tres. (Versión 1)


Una mosca se me ha puesto detrás de la oreja.
Es una actitud habitual es las moscas normales, porque las cojoneras se ponen en otro sitio, como es obvio.
Le he soltado un guantazo tan potente que casi me vuelo la oreja, pero ha sabido esquivarlo como cualquier mosca normal.
Al rato ha vuelto y creo que me ha hecho burletas.
Me he cabreado y le he dicho que es una mosca vulgar y corriente, como millones de moscas que hay en el mundo.
Como parecían no afectarle mis comentarios he intentado ser más punzante e hiriente y le he dicho que una vez hubo un escarabajo normal y corriente y vulgar del que habló Kafka y dejó de ser un escarabajo del montón para ser famoso en el mundo entero.
Y que si me dejaba, como que mi actividad es la publicidad y a veces hasta alguien mira mis anuncios, pues a lo mejor le daba alguna notoriedad y dejaba de ser una mosca anónima.

Se le ha puesto cara mosqueada, y se ha sentido tan mal que se ha quedado paralizada y he aprovechado para chafarla.

En la vida, como en la guerra, un ligero despiste te cuesta muy caro.

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