lunes, 17 de agosto de 2015

Lagrimones.

 
Cualquier lágrima de arena de un niño
me conmueve.
Cualquier lágrima de perla de una niña
me estremece.
Una lágrima serena de mujer el alma
me hiela.
Una lágrima de rabia e impotencia de un hombre
me subleva.
Mis lágrimas de autocompasión y aburguesadas
me avergüenzan.

Aún así no puedo evitar que me broten
dos lagrimones
en muchas ocasiones.

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