jueves, 27 de agosto de 2015

Simetría.

 
Esta mañana trabajaba en el jardín sacando las malas hierbas que lo devoran todo, y de repente me he dado cuenta de que, sin ser consciente, planté las flores esta pasada primavera colocándolas de forma totalmente simétrica.
Tampoco es algo extraño, porque en el fondo es lo más natural, lo convencional, pero hoy me ha llamado poderosamente la atención.
Cada begonia de hoja oscura y flor roja está plantada respecto de su igual guardando el mismo número de centímetros de separación.
Cada “clavell de moro” de intenso naranja para contrastar con el precioso verde del césped, está plantado exactamente igual que las begonias.
Los dos parterres de césped están partidos por un pasillo central empedrado y son idénticos el uno del otro, el otro del uno.
Esto no lo hice esta primavera pasada. Lo hicieron los albañiles que empedraron el suelo, siguiendo mis instrucciones, hará ya unos quince años.
Lo que me llamó la atención es que todo es simétrico, como el ángulo partido por una bisectriz.

Entonces he pensado en la huerta, que está en la trasera de la casa, tras la puerta que se abre desde la cocina, y he comprobado que en los bancales de lechugas, ajos y cebollas ocurre exactamente lo mismo.
Simetría total.
Y con los rosales ocurre lo mismo.

Este pensamiento me ha paralizado en mi actividad de limpieza de malas hierbas durante unos minutos.
Aunque ya sabía que estaba hecho ex profeso, quería cerciorarme de que realmente lo había hecho a posta, de forma totalmente consciente y deliberada, o si por el contrario algún mecanismo del inconsciente había actuado sin necesidad de consultar mi opinión.
He concluido que lo que había funcionado era la segunda opción, y que tal vez obedezca a la respuesta contraria de mi subconsciente al caos que desde hace bastante tiempo (¿o es desde siempre?) habita mi mente.

El año que viene todo lo que plante será asimétrico, lo cual no tiene porque ser sinónimo de que el caos haya abandonado mi cabeza, entre otras cosas porque no quiero que desaparezca cierto caos mío porque me ayuda en mis pensamientos y en mi creatividad, y también porque, como dijo no recuerdo ahora quien, el caos es el orden que todavía no comprendemos.

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