Pensaba que ya estamos entrado en el último tercio del mes
de agosto mientras miraba a ningún lado sentado en uno de mis miradores
acostumbrados.
Sólo me acompañaba una cerveza y unas moscas más que
pesadas, pesadísimas.
Será que volverá a llover.
Pensé que tengo un cuñado que se parece a una mosca, y no lo
pensaba porque sea aficionado a las moscas, que lo es, sino porque tiene hasta
cara de mosca.
Pensé: ¿un aficionado a las moscas es un filomoscoso o un
filomosquito?
Razono: a los seguidores o creyentes de Marx les llaman
marxistas, a los de Hegel hegelianos, a los de Prout proustianos, a los de
Cristo cristianos, a los de Lutero luteranos, a los de Mao maoístas, a los de
Stalin stalinistas, a los de Lenin leninistas, a los de Descartes … ¡AHÍ VA! CARTESIANOS, y la cerveza me dio un brinco en mi mano. ¿Será
descartesianos o descartesistas, no? Pues no, son cartesianos.
Salvo esta excepción que ahora atormenta mi cabeza, porque
qué debió hacer Descartes para que le roben el des, me pregunto, todos siguen
una regla bastante clara.
Los seguidores de Cruyff son cruyffistas, los de Rosell
rosellistas, los de Laporta laportistas, los de Núñez nuñistas,… entonces los
de las moscas son mosquistas o moscaianos, ni filomoscosos ni filomosquitos.
Dejo el tema y la cerveza, que parece que hoy se me sube a
la cabeza, porque qué estupidez de pensamientos.
Pago y me voy. A mi casa. En coche.
Pongo la radio y lo primero que escucho es Y a continuación
la crónica meteorológica.
Pienso que deberían decir crónica meteoroilógica, o me
meteoroabsurda, porque hasta esto hemos desgraciado los hombres.
Me reafirmo. Hoy me persigue la estupidez. Apago la radio.
Ya estoy casi en casa.
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