viernes, 23 de octubre de 2015

Es que no eres de este mundo.


Hoy, al mediodía, una buena amiga de mi mujer, también mía, me ha enviado un guatsap para decirme que en la madrugada del sábado al domingo hay que retrasar el reloj una hora. Cuando sean las tres hay que decirle al reloj que son las dos.
O sea, hay que mentirle al tiempo.
En su comunicado me ha aclarado que me lo decía porque como que yo vivo en otro mundo le parecía importante decírmelo.

Me lo he pensado un rato, su comentario, quiero decir.
Y entonces me he animado a enviarle un guatsap de respuesta, primero agradeciéndole el aviso y luego preguntándole que por qué dice que vivo en otro mundo.
Me ha respondido diciéndome que sólo hay que leer lo que escribo y escuchar o atender a lo que pienso y digo para darse cuenta de que vivo en otro mundo.
Que es evidente que mi mundo es otro y no éste.

Me he quedado más sorprendido que antes, y le he vuelto a enviar otro guatsap para decirle que si creía que estaba loco o más para allá que para aquí, o simplemente por qué me decía que estoy como en otra dimensión.
Me ha contestado que, por favor, no cambie nunca, que siga siendo el que soy, viviendo en mi mundo personal que no es éste.

Más sorpresa por mi parte.
No se si pensar en ello y darle alguna vuelta para ver qué debo corregir o simplemente creer que la rara es ella y es por ello que piensa que el extraño soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario