domingo, 11 de octubre de 2015

Sin título (III).

 
Un día nos conocimos, y con los días y con los contactos intentamos amarnos.
No supe amarla porque los fantasmas me envolvían de muy diversas formas.
Desconozco qué buscaba ella. Tal vez algo desconocido. Es posible que romper con el aburrimiento de una vida neutra, sin riesgos ni pasiones.
No sé muy bien qué quería yo. Tal vez dejar nostalgias y miedos y ansiedades.
Ahora somos tan amigos que no sabemos nada el uno del otro.
Es la perfección de la amistad: desconocidos que se ignoran porque no se comunican y se desconocen.
Nadie sufre por el otro. Nadie espera nada del otro.

Siento una soledad que es una enorme ausencia presente.

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