sábado, 17 de octubre de 2015

Sin título (VI).

 
Me hubiera entregado a tu causa, a tus causas, sin ningún reparo, por entero.
Pero me alejaste de ello porque me alejaste de ti.
Me cuesta,… me cuesta entenderlo, aunque en algún momento atisbo a comprenderlo.
Pero huelo entre los pliegues de los ojos y la sonrisa difuminada de tus labios atisbos de la seguridad, de la complacencia, de la ausencia de problemas, de la inacción, y eso, eso, ¿eso es amor, eso es pasión, eso es entrega incondicional? ¿O sólo soy yo que miro las cosas con unos ojos que no ven más allá de mi interior y de mi mundo onírico?

Yo soñaba con llevarte conmigo al “Mam i Teca” para degustar productos de proximidad y el confit de costilla de cerdo con garbanzos de la l’Anoia y butifarra negra, y a los restaurantes del bacalao barcelonés, como “La Pinyol”, “La Gilda” y el clásico “Chicoa”, a “La Venta” para contemplar las maravillosas vista que el Tibidabo ofrece de la noche barcelonesa. Al “Els set portes” justo en al frontera de la Barceloneta, con su aire de antiguo y noble restaurante francés, para degustar marisco del mediterráneo después de tomar una cerveza al cincuenta por ciento con unos tacos de atún escabechado y algo de mojama en “El vaso de Oro”, y al “Senyor Parellada” en el barrio viejo que hacen unas paellas para chuparse los dedos, y después pasar la tarde en el mercado del Palo Alto donde Pedrín Mariscal, amigo y compañero de publicidad parió una gran idea para el comercio alternativo y creativo.

Pero tal vez mis ojos no veían lo que los tuyos, y es seguro que tú tienes buena vista y yo uso gafas y ni así consigo diferenciar lo que es de lo que no es pero que yo quisiera que fuera.
Quiero decirme que no, que ya pasó,… pero te echo de menos, te echo de menos,…

No hay comentarios:

Publicar un comentario