Hoy es un día lluvioso y de niebla.
Sobre el tejado de mi casa se ha instalado una espesa nube
como si fuese un gorro de lana. Lame el techado y descansa de sus afanes de
viaje.
Día que es de recogimiento y de silencio.
“Nacht und nebel”.
Pienso entre las brumas de fuera y al calor de la chimenea
de la sala de estar que ella me permitió levantar de nuevo el vuelo hasta
llegar a flotar y después me dejó caer.
Y no había niebla ni nube a ras del suelo que me acogiese.
Sólo humedad en los huesos y la destemplanza del recuerdo
del calor de su piel.
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