Yo he sobrevivido, porque sigo aquí, intentando crear y
hacer.
Los que sobrevivimos tenemos un deber que cumplir, que es
seguir viviendo hasta el final. Aunque en nuestra existencia haya cosas
imperfectas, como dice Murakami en uno de sus libros.
Si me he mantenido a flote en el frío mar de la noche, ¿no
viviré ahora con el caliente y perfumado olor otoñal del membrillo?
Ahora ya sé que si me invade la tristeza es como cuando el
agua anega una estancia y te ahoga, pero sigue existiendo una única posibilidad
de sobrevivir, que es salir de esa
habitación para seguir respirando. Y se puede salir, porque todas las casas
tienen ventanas en sus habitaciones. Y las ventanas se cierran, pero también se
abren.
Y los supervivientes debemos abrirlas si están cerradas
porque tenemos una obligación que cumplir.
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