jueves, 19 de marzo de 2015

Crónica del “Día del Padre” o de San José, simplemente, de El Grito de la Lechuza.

 
No, la Lechuza no va a hablar de las Fallas valencianas (esa Autonomía cuya capital tiene una Alcaldesa que tuvo un lapsus de memoria y ridiculizó las Fiestas más populares y queridas por sus ciudadanos y, lo que es mucho peor, denigró el idioma de su tierra con su desconocimiento del mismo), ni tampoco hablará de esa fiesta inventada por el consumismo más exacerbado y encabezado por “El Corte Inglés” (Día del Padre al que deberíamos realizar “El Corte de Mangas” para sentirnos algo liberados y menos globalizados).
No, de eso no desea hablar la Lechuza, aunque bien podría.

La Lechuza quiere gritar contra la anulación, por parte del Tribunal Supremo, de la sentencia dictada por la Audiencia Nacional el pasado julio para los procesados por el asedio al Parlamento catalán de junio de 2011.
Y el TS, en su nuevo dictamen,  condena a ocho de los jóvenes implicados a tres años de cárcel por un delito contra las Instituciones del Estado.
¡ Tres años de cárcel !

Según el Tribunal Supremo, esos muchachos y muchachas “…atacaron los valores superiores del orden democrático”, además de mencionar que el fallo de la Audiencia Nacional incurrió en una “errónea y traumática desjerarquización del derecho constitucional de participación política a través de los legítimos representantes en el órgano legislativo, que, pese al esfuerzo argumental empeñado, se aparta de las claves definitorias de nuestro sistema”.
Y, por supuesto, la sentencia del Supremo obvia lo que dijo la Audiencia Nacional cuando sostenía que “…las conductas (de los implicados) estaban destinadas a reivindicar los derechos sociales y los servicios públicos frente a los recortes presupuestarios y a expresar el divorcio entre representantes y representados”.

La Lechuza quiere gritar, clamar, berrear, y manifestar de nuevo que o nos movilizamos o el sistema establecido acaba con toda moral y ética, además de con todos nosotros.
Así, a vuela pluma, la Lechuza recuerda el Caso Nóos, el caso Gürtel, los ERES andaluces, el caso del Palau de la Música catalana, el caso de la Fórmula I en Valencia, y no alcanza su memoria a recordar para citarlos aquí los muchísimos casos de corrupción que asolan toda España, pero a modo de ejemplo cita la remodelación de la sede central en Madrid del P.P., el caso Bárcenas, el caso Palma Arena (el Teatro de la Ópera de Calatrava en Palma de Mallorca que no se  construyó), el caso del exPresident de la Generalitat catalana Jordi Pujol,… que prosiguen su andadura, lenta y quijotesca andadura, por los Tribunales de España sin solución alguna más que la creciente y silenciosa irritación de la ciudadanía.

Sin embargo, a ocho manifestantes (que sí, es cierto, se extralimitaron en sus empujones, insultos, pintadas en las espaldas de algún diputado catalán, empujones y no agresiones con daño físico) que se manifestaron contra el poder corrupto establecido les revisan el fallo de un Tribunal de Justicia y los condenan a …¡ tres años de cárcel !

Y para acabar de rizar el rizo, y en ejercicio de cinismo para enmarcar, el Consejero de Presidencia catalán, Francesc Homs, declara que la sentencia “concuerda con el sentimiento mayoritario del pueblo de Catalunya”.

¿Será verdad eso que dicen de que los de CiU se creen los únicos catalanes de verdad, el ombligo de Catalunya, la quintaesencia de lo auténticamente catalán?

La Lechuza es de la opinión de que lo que realmente piensan muchos catalanes son dos cosas, una de ellas relacionada directamente con el tema que da origen a esta Crónica, y otra de ámbito más general:
- que esta nueva sentencia del Tribunal Supremo es como mínimo ABSOLUTAMENTE DESPROPORCIONADA , y que aquí sólo se revisa lo que el poder desea que se revise, para así poder hacer, como siempre, lo que le da la real gana,
- y que, a lo mejor, el gran enemigo de la democracia, bien entendida, no como la comprenden e interpretan los dos partidos que se alternan en el poder, es la Constitución, esa Carta Magna intocable, inamovible e inmutable, que se ha convertido –han convertido los rancios patriotas peperos y los socialistas de chichinámbano- en una pesadísima losa que lastima y lastra nuestra convivencia y nuestro sistema político organizativo.

La Lechuza comenta a este Cronista de sus pensamientos que a veces se siente confundida y aturdida en sus divagaciones, porque tanta podredumbre sistémica es excesiva y no parece posible o real, por lo que agradecerá conocer las opiniones (utilicen el apartado Comentarios al pie de la Crónica, que permite identificarse, utilizar pseudónimo o permanecer en el anonimato) de sus amables lectores sobre este fallo del Supremo, y poder de esa manera comprobar con certidumbre qué es lo que de verdad piensa el pueblo catalán (y el no catalán también, si es el caso).

Y nada más por hoy, salvo desear a todos Feliz Día del Padre (o simplemente de San José para los no excesivamente contaminados por el consumismo acérrimo).

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