Dice Xavier Bosch, Premio de Literatura Ramon Llull, que
“hay que atreverse a amar, aunque fracases, aunque sea inseparable del dolor”.
Me cruza en diagonal por la cabeza que yo me atrevo, me dice
un pliego del cerebro que siempre me he atrevido, pero que si ahora por amor
volviese el dolor, después de tanto sufrimiento por amor y por amar, sería
insoportable para mi alma, por lo que debo protegerme y no amar.
Es mentira.
Mi cerebro me quiere engañar.
El ser humano es el más adaptable y acomodaticio de todos
los seres de la naturaleza.
Por eso seguiré atreviéndome a amar. Y porque quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario